Tuesday, April 24, 2007

EL FLECHAZO CERTERO







El flechazo certero

Los dos eran unos desconocidos hasta ese día, no sabían nada el uno del otro, pero algo del comienzo se notaba en el aire, en las yemas de los árboles que comenzaban a brotar a principios de una primavera perezosa.

Se encontraron en un terreno libre de cargas e impuestos, la red, charlaron, se rieron con las dos teclas para tal fin del teclado, la J de jamón y la A de amor.
En aquella primera charla ya decidieron verse y se citaron un domingo, a primera hora de la tarde, cuando ya ni tan siquiera se oía el eco de las campanas, hacía un sol fuerte y de lejos se acercaron el uno al otro pero apenas se veían.
Después se tomaron un refresco y para ser el primer día se rieron mucho y se dieron cuenta de que el aire se hacía más denso y al salir a la calle masticaban el cierzo, el eterno e intemporal cierzo de esta ciudad.
Fue inevitable, el aire viciado de deseo los llevó a fundirse en un abrazo que los hizo caerse a un agujero de rojo terciopelo y allí hicieron el amor y siguieron riéndose y dándose abrazos que apenas conseguían apaciguar sus carnes.
Este fue el primer día y harían muy mal en pensar ustedes que ahí quedo todo, esa misma noche una tormenta pasajera borró todas las huellas, pero no se llevó lo único que realmente es necesario para esta historia, el germen, miles y miles de microscópicos puntitos de color rojo ya se habían esparcido por el interior de cada uno de ellos.
Y comenzaron a notar al día siguiente como picaba el polen del amor, fue algo progresivo, nada de escozor en la nariz, lo que les pasó a nuestros protagonistas se asemeja en gran parte a la presión que sentía el bueno de Hans Castorp en el sanatorio bergoff de la montaña mágica, olvidaron el propio sentido del tiempo y aunque este no se teduvo se volvió denso, palpitante, concentrado en el pecho y desbocado, desbocado como los caballos asustados por la tormenta.

Se escribieron tímidamente y miraban por la ventana intentando verse en las personas que pasaban por la calle, poco a poco todo se volvió luminoso, y se pusieron a cantar y se asombraban al verse bailando en el trabajo, sonriéndole a la luna del coche.
Y decidieron volverse a ver, quedaron en un lugar apartado, se sonrieron, apenas se miraron y decidieron cogerse las manos sudadas mientras esperaban que se enfriara el té.
Esa noche al llegar a casa uno de los dos vio en un canal de pago un documental sobre el desove del salmón y al ver aquella maraña de minúsculos huevos transparentes, apenas percibidos, esparciéndose en la cristalina corriente de un río, se dio cuenta de algo, de algo abstracto como el mismo tiempo que le envolvía, se había enamorado.
Y el otro tardó en dormirse, el mismo tiempo denso y casi retenido en su dormitorio lo tenía atrapado y abrazó la almohada y la besó y se volvió a caer al pozo de terciopelo rojo sin acordarse para nada que a las seis le sonaría el despertador digital para ir a trabajar a la fábrica.

Pasaron los días y los árboles se llenaron de hojas, algunos sacaron unas flores que al primero de ellos le hacían destellos y con el cambio de hora el día se tornó más largo y luminoso y el segundo decidió regalarle un libro, el mejor libro del mundo.
Todavía se conocen poco, conviven entre la rinitis del amor y los cambios de velocidad propios del deseo y ahora que ya por fin todos los árboles han sacado sus hojas, ellos miman la criatura, con alegría y esperanza y el temor propio de la madre que mira con ojos protectores a su hijo.

Dedicado a el amor desconocido. O conocido?

7 comments:

Anonymous said...

viva el amor, que bonito, quienes son?, todavía viven o se han fundido para siempre en el fondo del pozo rojo de terciopelo?

que bonito
maravilloso

TERESAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA

Anonymous said...

muy bien, la verdad es que casi se me ponen los pelos de punta

Anonymous said...

Rojo terciopelo, rojo de amor.
Esta historia tan bonita llena de ternura y de apasionamiento nos trae bonitos recuerdos a quienes, como el protagonista,un día nos enamoramos a través de la mágica red...

Anonymous said...

ENCUENTROS EN LA RED, AMOR, PASION, GUSANILLOS EN EL ESTOMAGO.

VIVA EL AMOR

Anonymous said...

yo una vez me enamoré de ese modo y hay muchas cosas de las que dices que me pasaron

LUIS ROSER RODRIGUEZ said...

pelos de punta, identificaciones...gusanillos en el estomago

GRACIAS A TODOS

Anonymous said...

Deseo...esa nube negra de tormenta...que tiñe las albas de amrillo suave...como las sábanas de los amantes...que inhunda los vasos medio llenos para que no se vean medio vacíos...
Algún día...cuando sienta mi pelo flotar en el agua, alguien soñará que me sueña...