Saturday, March 01, 2008


Orham Pamuk.

Orham Pamuk. Nació en 1952 en la ciudad de Estambul, es uno de los más destacados autores contemporáneos de la literatura turca.
Su obra se ha traducido a más de una treintena de lenguas y se han publicado en más de cien países distintos. Ha sido merecedor de los más importantes premios literarios internacionales, el France Culture en 1995, o el de la crítica del New York Times en 2004, el de los libreros alemanes en 2005 y finalmente el 12 de Octubre de 2006 la academia sueca le otorga el premio novel de literatura.

Hijo de una familia acomodada, cursó estudios de periodismo pero pronto se daría cuenta de que su destino estaba estrechamente ligado a la literatura. Entre 1985 y 1988 residió en Nueva Cork, donde impartió clase como profesor visitante en la universidad de Columbia.
Comienza su obra sobre 1970, pero será sobre el año 1985 cuando comenzará a tener repercusión internacional, sobre todo a raíz de la novela El astrólogo y el Sultán.
Su novela definitiva y su consagración en el mercado internacional será Me llamo Rojo
1998 una novela de la cual hablaré próximamente en la que se encuentran muchos de los elementos más recurrentes en la obra y el universo de Pamuk, el amor, la tradición Otomana y su declive, el conflicto entre religión y progreso, la reflexión filosófica…

COMPROMISO SOCIAL Y POLÍTICO

Son muchas las veces que Pamuck se ha visto en el ojo del huracán, hasta tal punto que reside fuera de su Turquia natal desde hace años. En febrero de 2005 Pamuck declaró a un medio suizo que en Turquia había habido un genocidio contra el pueblo Kurdo y armenio, así como cuestionó la aplicación de los derechos humanos en su propio país.
A raíz de aquellas declaraciones fue perseguido y hostigado hasta el punto de abandonar el país.
En ese mismo año fue procesado por las declaraciones que había hecho, después de ser obligado a declarar, al entregarle un importante premio en Alemania se volvió a ratificar en sus declaraciones.
El caso de Pamuck abrió un tenso debate entre el mundo literario y intelectual internacional y puso en el punto de mira a el pais, a su gobierno y se volvió a cuestionar el resteto a los derechos huamanos. El parlamento europeo y Amnistía Internacional enviaron observadores al juicio. Escritores de renombre mundial como Saramago, Gunter Grass, García Marquez, Vargas Llosa, Umberto Eco, Salman Rushdie etc firmaron un manifiesto de apoyo a Pamuk, sembrando la duda de que el gobierno turco no respeba los derechos humanos.

El novel de literatura en 2006.
Con 54 años Pamuck recibe en Estocolmo el premio novel de literatura “ por su búsqueda melancólica del alma de su ciudad natal, encontrando nuevos símbolos para reflejar el choque y la interconexión de sus culturas”

Leyendo, Me llamo Rojo.



Tuesday, February 26, 2008

POESÍA CONTESTATARIA


POESÍA CONTESTARIA


Un país se mide por la talla ética y moral de sus gentes y también de sus dirigentes.


Ante la oleada de inmoralidad, desverguenza y falta de respeto de esta derecha que se cree con derecho a pasarse también este nuevo siglo avivando los viejos fantasmas de siempre, infundiendo miedo a los ciudadanos, amenazando con cataclismos, crisis, exagerando lo que hay y lo que nunca ha habido.
Queda mucho por hacer en este país, mucho por mejorar y reparar, un país mucho más sabio e inteligente de lo que ellos se creen, un país que avanza, donde la gente piensa libremente, aunque continuamente se atente contra la inteligencia de la misma.

Un señor que piensa y dice que la ley de la memoria histórica no le interesa a nadie, merece que le demos una patada en el culo a todos los que nos ha faltado el respeto y el día de las elecciones con nuestro voto lo mandemos a su casa.

Creo que no hace falta que diga nada más, pero por estos y otros motivos voy a publicar este verso de Jaime Gil de Biedma, un poeta Rojo, Homosexual, Ateo y Comprometido.



Media España ocupaba España entera
Con la vulgaridad, con el desprecio
Total de que es capaz, frente al vencido,
Un intratable pueblo de cabreros.

Barcelona y Madrid eran algo humillado.
Como una casa sucia donde la gente es vieja,
La ciudad parecía más oscura
Y los metros olían a miseria.

Con luz de atardecer, sobresaltada y triste,
Se salía a las calles de un invierno
Poblado de infelices gabardinas
A la deriva, bajo el viento.

Y pasaban figuras mal vestidas
De mujeres, cruzando como sombras
Solitarias mujeres adiestradas
-viudas, hijas o esposas-
en los modos peores de ganar la vida
y suplir a sus hombres. Por la noche
las más hermosas sonreían
a los más insolentes de los vencedores.