Wednesday, July 15, 2009

LAS UVAS DE LA IRA II




Quiero comenzar diciendo que LAS UVAS DE LA IRA, es una gran novela por muchos motivos, principalmente tres, su tremenda visión de unos hechos que pasaron en los Estados unidos en los años treinta cuando una gran parte de el país tuvo que emigrar a las zonas ricas y con trabajo como California y la plena actualidad de estos hechos hoy en día.
El segundo punto sería la fuerza narrativa y la constante y sentenciadora presencia de la naturaleza en toda la novela.
La propia naturaleza juega un papel de juez, de madre creadora, de verdugo, solo hay que ver como comienza la novela, en la aridez más absoluta y acaba con unas inundaciones exterminadoras. Por tanto lo que quiero decir es que en esta novela se respira la naturaleza, se siente, es el gran personaje de fondo de la novela, la condición que muchas veces marca el rumbo de los protagonistas.
Por último el tercer punto a destacar son sus personajes, áridos y cavernosos, pero muy humanos a la vez, y por supuesto el final, pocos finales son tan contundentes y dejan en el lector un poso de desesperanza como este.
El final de este libro es desgarradoramente bello, como una piedad de Miguel Angel dentro de un viejo establo de madera y a la espera de la Apocalipsis. Es un final rotundo, sin matices, o lo tomas o lo dejas, no hay término medio, pero a la vez dentro de toda la crueldad a la que se ven sometidos los protagonistas, tiene algo difícil de ver, pero esperanzadoramente bello.

Steinbeck ahonda de una forma nada superficial en las razones y las causas del rechazo ante la desgracia ajena, ante lo desconocido, ante lo que puede suponer la pérdida de nuestra propia seguridad y bienestar. Mediante la situación de la familia protagonista el autor hace un vivo y desgarrador retrato de los movimientos migratorios que se producen en el mundo y el miedo que los mismos pueden llegar a provocarnos, así mismo el autor traza en todo momento un genial análisis acerca del bien y del mal, de lo bueno y de lo malo, mediante una situación límite en la que al final lo único que queda es la propia supervivencia. Eso si te dejan sobrevivir, por que entre otras cosas no interesa que nuestros protagonistas sobrevivan.
También cabe destacar un claro mensaje filosófico en gran parte de la novela, ya bien por el propio pensamiento de los protagonistas o por el desarrollo de los hechos que ocurren.

Al recibir el premio Nobel en 1962, John Steinbeck describió la obligación del escritor como «sacar a la luz los sueños oscuros y peligrosos de la humanidad con el propósito de mejorarlos.» Por esta razón algunos críticos han menospreciado su obra: lo han caracterizado como defensor de la crítica socialista del capitalismo; o, alternativamente, lo han visto como campeón del individualismo, o como un principiante en la sociobióloga, o como naturalista.