Wednesday, August 26, 2009

CHESIL BEACH



CHESIL BEACH

Ian Mcewan

Compactos Anagrama.


Esta es una de esas novelas cortas que dicen tanto en tan pocas palabras que su recuerdo dura toda una eternidad.

Chesil Beach nos plantea en principio una situación muy literaria y romántica como es la noche de bodas de unos recién casados. Una tranquila habitación de hotel en la playa de Chesil Beach, al sur de Inglaterra, un espacioso salón, donde sobre una mesa todo espera en un perfecto orden, los platos de porcelana, los cubiertos de plata, las copas del mejor cristal, dos ayudantes de cámara y un carro con una lujosa cena.

Este es el escenario donde el autor nos comienza a contar esta historia, sentados a la mesa Florence y Edward una pareja de enamorados que se acaban de casar y tienen que enfrentarse a sus propios demonios, el deseo de él y el miedo y la evitación entregada de ella. Corre el año 1962, la revolución sexual todavía no ha llegado a una Inglaterra provinciana que todavía guarda demasiados recelos…de alguna forma son presa de sus propias circunstancias y ellos lo saben. El miedo a la intimidad por parte de ella y el deseo de encontrarla en la mujer amada por parte de él. Falta muy poco para la explosión y los cambios sociales que vendrían con la revolución de las ideas y de los diferentes conceptos de las relaciones, los nuevos aires de los Beatles y los Stones, aunque esto todavía no ha ocurrido y ellos se encuentran solos, unos frente al otro, después de que se hayan retirado los camareros de la habitación de hotel con vistas a Chesil Beach.
Florence es una joven concertista de un cuarteto de violín, hija de una familia culta y acomodada, Edward en cambio proviene de un hogar humilde de la campiña inglesa, con muchos hermanos y una madre enferma.
El autor parece querernos decir que las desavenencias y el desencuentro de la pareja esa noche con su propia intimidad deseada de modo diferente por los dos personajes, no solo es producto de una época en la que las relaciones eran totalmente diferentes a las actuales, remarcando las circunstancias sociales de cada uno de ellos y que en definitiva los distancian.
Edward en el fondo no espera nada, por que tampoco se ha creado expectativas, solo desea lo que cree ser natural y legitimo en la situación en la que se encuentran, en cambio Florence no desea, por que teme, teme al dolor, teme al pudor que no puede contener, a no satisfacer, a ser rechazada.
La novela transcurre entre la delicadeza del principio como si fuese un lejana letanía y los retrocesos en la vida anterior de cada uno y en su relación en forma de Flash Back, de este modo el autor nos recuerda que el ejercicio de la intimidad, la entrega, el deseo y su complacencia, nos dice que no siempre todo ha sido igual que hemos recorrido un largo y a veces tortuoso camino del amor y el sexo, abandonando culpabilidades, falsas ideas preconcebidas.

La pedregosa y solitaria playa de Chesil Beach me ha resultado casi una metáfora del fin del mundo y a la vez del infinito, el encuadre perfecto de dos personajes que están solos y que apenas son capaces de enfrentarse a ellos mismos.
Maravillosa novela, con un final que aunque de algún modo predecible no deja de ser un final inquietante de las historias que pudiendo haber sido no fueron.
Una de las mejores historias que he leído en años.

Luis Roser