Monday, October 15, 2007

POEMARIO IMAGINARIO VII



Tengo las manos mojadas
De descifrar tus jeroglíficos
Estoy varado en la arena
Intuyendo la salida del laberinto.

Aquí la razón ya no manda
Solo el lejano eco del desvarío
El mío es transitorio
La elipsis es mi destino.

Me he de mudar a otra galaxia
Dejando la línea abierta
Para que la corriente nos penetre
Y que sigamos siendo lo mismo.

Ahora tengo las manos secas,
Agrietadas, como la tierra de la vereda.
Llévame a la fuente clara
Hasta que nos harte el hastío.

Hasta que nos duelan las manos,
De tanto verte, amor mío.

Sunday, October 14, 2007

QUE PASA PUES, CO !!!!


QUE PASA PUES, CO!!!!

Sal de casa a las siete, vístete deprisa, no desayunes demasiado que no tienes mucho tiempo, coge el coche, intenta aparcar cerca. Cuanta gente, menos mal que llevas entrada, los palcos de abajo llenos, el primer piso, la barandilla…llenos.
Te sientas arriba del todo y Pum comienza. Comienza a moverte, blusas azules, naranjas, rojas, pantalones blancos y litros y litros de calimocho.
Sale la primera vaca, le han cortado los pitones, la plaza abarrotada y una charanga y otra y otra, trombones, trompetas, tambores, bombos, bocinas, tubas, clarinetes, y la vaca que corre que casi vuela.
Y yo comienzo a tener calor y todo va subiendo de volumen, rosa, rojo, naranja, ocres, marrones y el techo va a explotar, y todos bailan, el suelo retumba y yo lo noto.
El techo está apunto de caerse, es como un sexo invertido y yo quiero que se abra y eche afuera en una bocanada monstruosa toda esta humareda. De repente me veo en el ruedo, empiezo a correr, una vaca marrón me mira con un ojo de cristal, me persigue, me subo de un salto a la barrera.

Hace rato que no paro de moverme, entro y salgo, los hombros las caderas, la tortilla de patata y le bota de vino, la señora que cierra la merendera, huele a churros, la tierra tiembla, la gente flota, levita, las peñas son bolas de pelo de colores que fagocitan todo lo que encuentran a su paso.
Y la música ensordecedora diluyéndose en una pasta basta y espesa, y sudo, casi no puedo respirar, arriba y abajo, dentro y afuera y el techo se ha abierto y esta comenzando a aspirarlo todo, primero la gente del ruedo, la arena, las charangas, los instrumentos, los blusones, la vaca, ahora solo quedo yo, aprieto los dientes y fuerzo un silencio ensordecedor. Ya he llegado.
Ahora se ha roto y me quedo quieto bajo la lluvia blanca.

Siempre igual, cada vez que volvemos de las vaquillas, después de toda la noche sin dormir mi mujer enloquece en un éxtasis de lujuria taurina. Y cada año se repite lo mismo, cuando acabamos de hacerlo siempre acaba tirándome al suelo de un empujón.
Mírala, ahí la tienes, ya dormida, toda desmadejada, a dormir el pedo.
El caso es que me gusta, hasta me llama Jesulín, menos mal que hoy se acaban las dichosas fiestas.
Por cierto, no me he presentado. Me llamo Fermín y no me gustan las vaquillas, es más, las odio.
Aunque mirándolo bien, vale la pena fingir y gritar como un poseso cargado con la bota de vino cada año en las fiestas.