Thursday, November 30, 2006

SESENTA INTELECTUALES CONTRA LA TORTURA




Sesenta intelectuales latinoamericanos, entre los que se encuentran tres premios Nobel -Gabriel García Márquez, Adolfo Pérez Esquivel y José Saramago-, no han querido callarse y apenas un mes después de la aprobación por el Congreso de Estados Unidos de la ley conocida como Military Comissions Act of 2006, han decidido firmar un breve pero contundente Manifiesto contra la tortura.


La nueva norma estadounidense permite dejar en manos de comités militares a terroristas y combatientes enemigos de EE UU, autorizando interrogatorios coercitivos que en la práctica propician la tortura de forma legal. Partiendo de la premisa de que "el silencio puede legitimar" se ha elaborado el Manifiesto contra la tortura, firmado en Monterrey el pasado día 24 y hecho público anteayer (madrugada de ayer en España) en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.


'Manifiesto contra la tortura'

El Congreso y el Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica acaban de aprobar una ley, la Military Commissions Act of 2006, que justifica y propicia la práctica de la tortura, mediante la autorización de interrogatorios coercitivos y la imposición de dolor físico y mental como procedimiento pretendidamente legal. Lo ha hecho en nombre de una Guerra global contra el terrorismo cuya expresa indefinición jurídica permite comprender entre sus objetivos estratégicos y tácticos tanto a verdaderos criminales, como a grupos o personas que se enfrentan a ocupaciones militares o gobiernos tiránicos -a las que el derecho internacional garantiza el estatuto de combatientes-, organizaciones y movimientos de defensa civil o de resistencia, y a simples ciudadanos.
Esta legalización de la tortura corona una serie de escándalos globales que han puesto de manifiesto su uso por parte de agentes y militares de esa misma Guerra global, sobre quienes ellos discrecionalmente dispongan, principalmente en prisiones secretas y campos militares de detención.
La tortura es un medio violento destinado a destruir la integridad moral y física del ser humano y anular su voluntad. Tanto los llamados métodos científicos de interrogación coercitiva, como las técnicas de agresión eléctrica, química, física y psíquica definen uno y el mismo sistema de violación, degradación y sujeción de la persona. Sólo los gobiernos despóticos, corruptos o belicistas han hecho uso de esas prácticas deshumanizadoras. Sólo los sistemas totalitarios les han dado carta de legitimidad. Las comunidades democráticas, la conciencia moral y religiosa de los pueblos, el más elemental humanismo no han dejado de oponerse a sus ultrajes y a su crueldad.
La aplicación de la tortura se extiende deliberadamente a grupos sociales amplios, comprendiendo las familias, los círculos sociales o las comunidades religiosas que puedan disponer de información directa o indirecta sobre cualquier forma de resistencia política, sea o no violenta. Pero la tortura no sólo es una práctica cruel, sino que construye además todo un sistema de terror y coerción sociales. Su último objetivo es humillar y deshumanizar a las comunidades en las que se aplica, destruir sus vínculos de solidaridad, vaciar su confianza en sí mismas y liquidar su voluntad colectiva. Es la expresión siniestra de un poder ilimitado sobre los lugares más íntimos del cuerpo y sobre naciones enteras, en un mundo en el que cada día hay más injusticia y desigualdad y más desesperación.
La práctica militarmente organizada de la tortura, los abusos sexuales y de todo tipo contra hombres y mujeres, los encarcelamientos clandestinos y las desapariciones forzadas, no son una noticia nueva en la historia del Tercer Mundo, y de América Latina en particular. Ha sido más bien una constante histórica de la dominación colonial, neocolonial y neoliberal.
Pero su justificación por parte de las autoridades norteamericanas tiene consecuencias globales más graves todavía. Muchos gobiernos se han servido de la tortura, pero no podían legitimarla, ni pretendían defender y difundir la libertad con esta clase de métodos. Hoy, la propaganda a favor de la tortura en nombre de la llamada Guerra contra el terrorismo ofrece a estos gobiernos una siniestra coartada para su uso pasado, presente y futuro. Legalizada o no, la tortura es una práctica aberrante condenada por principios elementales de humanidad.
En los últimos años hemos asistido al recorte, la instrumentalización y neutralización de estos mismos derechos, hasta el extremo de hacerlos irreconocibles. El derecho a la integridad física y moral de la persona, a la defensa jurídica de su inocencia frente a poderes corporativos y estatales, y a la resistencia contra constantes violaciones del territorio, del ecosistema y de la propia vida humana ha sido una y otra vez violado. La propaganda de guerra y la legitimación de la tortura coronan este proceso regresivo de una humanidad amenazada.
Apelamos el respeto sagrado a la dignidad humana, a su integridad física y espiritual, y a su soberanía moral. Exigimos el rechazo de la tortura como una práctica inhumana, contraria a toda forma civilizada de convivencia, y opuesta a toda verdadera restauración de una dañada comunidad pacífica de los pueblos: en nombre de los Derechos Humanos.
Monterrey, México, 24 de noviembre de 2006.


Sunday, November 26, 2006


SEaMOS DE COLORES





Una gran amiga mía que vive instalada en la ventajosa utopía caótica que es su vida desde hace años, me recomendó hace unos días que cambiase el tono de algunas de mis reflexiones, demasiado sesudas últimamente y escribiese algo alegre, como ella.
Yo le propuse que eligiese algún tema, y ella eligió que escribiese sobre los colores.

Mi amiga tiene una hija que vive en un mundo frágil, un mundo único y personal creado no sabemos muy bien por quien para ella misma, en exclusiva.
La hija de mi amiga no habla como hablamos el resto de nosotros, pero se expresa perfectamente con su mirada, sus manos, la expresión de su cara, sus pómulos, su boca.

Mi amiga, como ante todo es una persona práctica y humanamente activa, un día decidió que unos albañiles le hicieran a su hija una cama de obra, de cemento. Para que no se pudiera mover y así aguantase bien el peso de una o varias personas.
Al final decidieron pintar la cama de rojo, de un rojo oscuro, que le daba a aquella habitación con un suelo antiguo de mosaico algo desconchado un aire equivocadamente barroco.
Y desde que la hija de mi amiga estrenó aquella extraña cama, comenzó a soñar cada noche, y se reía y levantaba los brazos, estirando las palmas de las manos intentando moldear y hacer formas con el aire.
Pero como la niña de mi amiga no habla, no podía contar lo que ocurría en aquellos felices sueños que hacían que cada mañana se levantase cantando y saludando con la mano desde la ventana abierta a todo el que pasaba por la calle.
Los días transcurrían entre el quehacer doméstico, el colegio, el trabajo, la compra, la música de fondo de Llach o Serrat. Mi amiga notaba que su hija estaba más agitada por las noches. Era una agitación especial, casi silenciosa, medias sonrisas, manos abiertas, pequeños gemidos.
En la habitación donde dormía la niña ella decidió dejar la pared del fondo, la que está junto a la ventana, pintada de blanco, mientras el resto de la habitación decidió pintarla de un color morado claro.
Decidió esto por que quería que su hija tuviese un espacio blanco y neutro donde expresar lo que quisiese. Por eso le compró una caja de cartón de color azul llena de tizas de colores. Le costó encontrarla, ya que aquella caja contenía más de 50 colores, los colores primarios, los secundarios y casi todas las fragmentaciones de cada uno de ellos. Se la dio el día de su 21 cumpleaños, un extraño día que comenzaba nublado y que a mediodía más o menos dio paso a un sol espléndido de primavera.
Fueron juntas a la habitación después del desayuno y se sentaron en la cama. Las dos.
Miraron la pared y mi amiga abrió la caja y le dijo que aquellas tizas eran para que hiciese lo que quisiese en aquella pared blanca.
La dejó sola y se fue a recoger los vasos del desayuno.
Cada mañana mi amiga al levantarse miraba aquella pared y seguía blanca.
Pasó aquel mes y las cosas se complicaron en su trabajo, se estropeó el coche y un familiar cayó enfermo, un día cuando ya ella ni se acordaba de aquellos agitados sueños ni apenas de la pared, se dio cuenta al pasar hacia la cocina de que había visto algo.
Se paró en seco y dio media vuelta, su hija estaba ya vestida y preparada para el desayuno mirando aquella pared totalmente pintada con una profusión de colores que hizo que se le cayese al suelo una bolsa abierta de magdalenas que llevaba en la mano y que se desparramasen algunas de ellas por el suelo.

En aquel momento tenía tanta prisa por descifrar aquello, por darle algún sentido inmediato a lo que tenía delante, que no entendió nada.
Una paloma blanca con una mancha gris en el lomo se paró en la barandilla de la ventana, las miró y al momento echó a volar y se perdió en el cielo encapotado de comienzos de aquel día.
Una lágrima dulce y pesada como un guijarro que hace mucho tiempo que desease salir de su incómodo escondite asomó por el ojo derecho de mi amiga, bajando lentamente por su mejilla, ella intentó atraparla con la punta de su lenta lengua de aquel día, no llegó a tiempo y cayó lentamente, en un tiempo infinitamente fragmentado sobre una de las magdalenas que estaban al pié de mi amiga.
Aquel momento de silencio y privacidad, que parecía detenido en el tiempo, un secreto solo aptos para las personas que viven en la misma ventajosa utopía caótica en que viven ellas, se vio interrumpido por una ráfaga de aire que levantó las cortinas y que las hizo volverse a las dos a la ventana.
Había comenzado a llover una fina lluvia de colores, las 2 miraban sorprendidas como aquella lluvia comenzaba a empaparlo todo, dejando los tejados de color azul turquesa, los árboles de color carmesí, las antenas de color blanco, amarillo, la gente, en la calle hacía sonar el claxon de sus coches, otros los paraban y salían a la calle con sus hijos a empaparse de aquella lluvia que dejaba sus ropas de los colores más diferentes y bonitos que nunca habían visto.
Y el agua corría por la calle, cambiando de color, al momento parecía ser azul como se volvía de una tonalidad verde manzana o cambiaba al rosa más pálido.
Mi amiga y su hija habían dejado de mirar a la calle y se habían abrazado en aquella habitación donde había empezado todo.
Siguieron así unos minutos, mientras en la calle seguía lloviendo, aunque con menos fuerza, de repente, mientras seguían abrazadas, se dio cuenta mientras tenía los ojos clavados en aquella pared de que aquello que tenía delante y que un momento antes no había entendido, era lo que estaba pasando en ese momento fuera, en la calle, en el parque del barrio, en las plazas, en el mar, en las montañas.

Y entonces sin dejar de abrazar a su hija comprendió que aquello, justo aquello y no otra cosa era lo que su hija había soñado en aquella cama roja de piedra, como las camas de las reinas medievales de los cuentos.

Al día siguiente ningún periódico, televisión, radio ni medio de comunicación alguno habló de aquello.

A mi querida amiga Aurora y su hija Manoli.

LA CAVERNA


LA CAVERNA

José Saramago.( primera parte)

La Caverna de José Saramago es una aproximación desde la literatura para invitar a pensar en lo que plantea dilemas tan profundos para todos los seres humanos, cuando desde las lógicas del mercado, del consumo y del pragmatismo, se generan nuevas formas de relaciones, de concepción del mundo, de las personas, de los animales, de las cosas, que sin darnos cuenta, plantean al hombre la "naturalización" de un estado esclavo de vida, en la que como en la obra de Platón, algunos logran salir de la caverna y se dan cuenta, caen en la cuenta a tiempo, que es posible otro modo de vida, desde otra lógica distinta a la que se impone y aparece tan evidente.
Tiene en todo momento un trasfondo tan grande esta obra, unas veces acogiéndose al poso residente que deja en todo momento el mito de la cerna de Platón, otras humanizando a los personajes de tal modo que somos nosotros, los lectores, los que nos vemos reflejados en ellos.
Por ejemplo el protagonista alfarero poco a poco se va convirtiendo en un “ sabio estorbo social “, parece la única persona capaz de razonar y hacer un consiguiente análisis de todo lo que ve a su alrededor.Aún así no sirve, no vale, ya no cuenta, sus figuras de barro, cocidas en el horno como ha hecho toda la vida, ya no sirven, no interesan. Y si no produce, es un estorbo.
Esas son las reglas del centro. Ni una más, ni una menos. La ruptura a la que está sometido el mundo en el que viven los protagonistas, es patente desde el primer momento, solo el alfarero consigue mantenerse firme ante tanta deshumanización, Marcial, el marido de su hija, es guarda jurado del centro y se encuentra a mitad de camino entre los 2 mundos, intentando conservar lo poco que queda de lo que siempre han tenido y que poco a poco el resto va perdiendo y al mismo tiempo fagocitado por un centro comercial que exige que seas parte del mismo, incluso de su misma estructura, de su mismo color, con su mismo lenguaje.
La constatación que se ha pasado de una sociedad agraria-artesanal con unos ritmos, y relaciones específicamente identificables a sociedades más industrializadas, altamente tecnificadas, de velocidades impresionantes, ritmos de vida rápidos y sensaciones de extrañamiento y desarraigo en las grandes ciudades, es lo que se percibe en la historia de los protagonistas. En definitiva una sociedad deshumanizada, que ya no percibe las pequeñas cosas, que no sabe que los caracoles salen al llover, o que a veces la hierba se moja por el rocío, una sociedad que cada vez va pareciéndose más a lo que nunca nos hubiese gustado haber sido.
Esta ruptura, ubica, o mejor, identifica dos espacios extremos en los que se debate la vida de los personajes. En un extremo, el campo, la vida agraria, rupestre, lugar donde viven Cipriano, Marta, Marcial, Isaura, Encontrado (el perro) y toda la visión cósmica y globalizada que a partir de la alteración con este espacio se genera. En el otro extremo, el Centro, lugar sospechoso, de las relaciones comerciales, del consumo, de las jerarquizaciones y las lógicas simples pero demoledoras ante cualquier asomo de lo humano y, mediando entre uno y otro, las chabolas, cuyo crecimiento es cada vez más vertiginoso y terminará por superar y aniquilar lo poco que le queda a la vida cada vez más agónica del campo, de lo natural.Las verduras y las hortalizas se cultivan en los cinturones verdes, extensiones planas de invernaderos que se prolongan hasta que se pierde la vista.
Allí se cultiva de una forma aséptica y por que no decirlo de una forma absolutamente jerarquizada todo lo que el centro precisa, para su posterior comercialización, siempre según sus normas.Alrededor se desarrolla el cinturón industrial donde se elaboran los nuevos materiales que han sustituido a los viejos y donde la contaminación lo devuelve todo bajo la óptica del blanco y negro.En consecuencia, motivos que generan que la actividad de esta venerable familia de alfareros” no se ajuste al nuevo sistema “. Desde el comienzo, Saramago, cuando está definiendo los personajes, relata que Marcial, el esposo de Marta, trabaja como guarda en el centro y refiriéndose a Marta para hacerla aparecer en escena, dice: " sólo disfruta de la presencia del marido en la casa y en la cama seis noches y tres días en cada mes".
Estas son las nuevas relaciones que aparecen entre hombres y mujeres, relaciones con un ahóndate peso de patente conformidad con la situación. Una situación nueva que desmoviliza los sentimientos, por lo tanto la infelicidad aunque existe para algunos descontentos no es la característica general de esta nueva sociedad.El centro divide paulatinamente la vida afectiva, las responsabilidades de quienes allí trabajan, hace que cada vez más, éstos dediquen mucho tiempo y trabajo a la estructura y solo quede un mínimo de espacio para la intimidad, la expresión de los afectos y los gestos de ternura que el autor se esmera en poner en sus protagonistas (el abrazo de Marcial a su suegro Cipriano, los besos y diálogos afectuosos de Cipriano con su hija Marta, la relación entre Marcial y Marta, elamor que surge entre Cipriano e Isaura, la consideración sobre la suerte del perro Encontrado, etc.), son todos, gestos, que entran en profunda contradicción y es evidente su carencia en las escenas y relaciones que se plantean cuando se tiene como telón de fondo el Centro.
Aquí se no presenta el centro comercial como metáfora del nuestro propio olvido existencial, la deshumanización total, la adaptación a lo aparentemente inadaptable.Otros elementos muestran que definitivamente un estilo de vida y de relaciones se acaba para dar paso a un nuevo sistema y modo de relación.
Ya no quedan muchos alfareros, Cipriano y su hija Marta son los últimos herederos de esta tradición, así parecen ellos constatarlo "nadie quiere ser alfarero", todos, o casi todos, anhelan vivir en el Centro, el trabajo de alfarero se torna inútil puesto que cesa la demanda de su produto, que ya no es consumible.Así las cosas, la existencia de Cipriano deja de tener justificación suficiente, al menos, esta es la sensación que experimenta cuando se le van agotando los intentos fallidos que realiza por mantener un nexo con el Centro. Esta es la percepción generalizada en muchos oficios y artes que dejando de ser "productivas" y rentables para un sistema, van a parar simplemente como oficios de museo que evocan nostálgicamente otras épocas y lugares.Y el alfarero lo sabe, poco a poco, como si todo pasase por delante de sus narices el alfarero se va dando cuenta de la realidad y también del inevitable acecho de un futuro no deseado.Una ruptura con lo real, frente a una vida figurada que alcanza su graficación en las exigencias del centro para con sus residentes, la prohibición de tener animales en los apartamentos y a lo máximo, acuarios virtuales "sin peces que tengan olor a pez, ni agua que sea necesario cambiar", así como las experiencias que realiza Cipriano Algor, cuando como un niño se lanza a descubrir el Centro y "disfruta" de forma artificial de las cuatro estaciones y de los paisajes y recorridos más exóticos del Amazonas.Los trenes, los bosques, las cascadas y los ríos, las rocas, las montañas.
Todo está fielmente reproducido en el centro comercial, dentro de sus infinitas 4 paredes.


LA PIXELIZACIÓN SENTIMENTAL

Baja la vista y mira la foto de la revista que tienes entre las piernas.
Mira la foto de la derecha, la de la chica.Tu no los ves, pero hay miles, millones de píxeles, puntitos de colores, uno junto a otro como un rompecabezas de cubos.
Y al final forman una imagen, pero solo eso, una imagen.

Ahora levanta la cabeza y la giras. Ahí tienes la identidad.Esa señora mayor que esta junto a ti en el pasillo del autobús acaba de subir.No tiene resolución, ni píxeles, la bolsa del supermercado que lleva en la mano la acaba de llenar hace unos minutos con fruta que han tirado al contenedor los empleados del súper al cerrar.
No, no se cambia, no la puedes pasar a escala de grises, su vida ya es bastante gris, ya ha pasado por los 10 porcentajes del blanco al gris que tiene tu ordenador.

Hoy has llegado a casa a las 10, ayer te cambiaron el turno ¿ y que vas a hacer ?, tenías planes para esta noche. Olvídalos, ya los harás otro día. La chica que conociste en el videoclub no se va a olvidar de tus ojos, la mirada que te echó cuando salías a la calle, tú ni la viste.
Hazte un sándwich, tienes hambre pero con la hora que es, no te quieres complicar, y mañana a madrugar.
Te pesan las piernas.Turno de mañana, a verle la cabeza al de enfrente con los auriculares oyendo reegueton mientras va metiendo los muelles en las piezas y las vuelve a dejar en la cadena.Como en la tele no hacen nada bueno, coge el sándwich y la lata y conéctate a Internet un rato. Y aunque joven y precario, pero con hipoteca, eres un joven informado, métete en el periódico que estar informado es más barato que ser un ignorante, aunque da más trabajo.

Los ojos te se van a los deportes, final de la copa de europa, el fichaje más caro de la historia.No será el último.Te ha saltado un pixel a un ojo, frótatelos.
Hay una foto de una mujer pero está muy pixelada, se mueven y la emborronan. No se ve nada. Igual es un fallo del servidor. No te preocupes que tu no eres, tú ves bien. Pero no ves que le falta uno.
Una mujer que lleva 26 años en una cama, un respirador artificial y tuvo un hijo pero lo tuvo que dar en adopción por que no se podía hacer cargo de él.Veintiseis años sin moverse de una cama y solo puede hablar y mover la cabeza, eso es como lo del gallego, el de la película del Bardem.Quiere que le ayuden a morir y tú tienes un gusto amargo en la boca, como métálico, como deben de sentirlo los ahorcados.Y ahora no puedes apartar la vista de la pantalla, ya lo has leído todo y la foto ya no es tan borrosa.Al final la ves, a la mujer tumbada, y aún permaneces un rato mirándola.
Tiene cara de cansada, como la cara que va teniendo tu madre desde hace unos años.Te estás enjabonando la cabeza en la bañera y aún la ves y cierras los ojos y los apretas y ves manchas amarillas y grises como la niebla sucia de los puertos.
Tienes una media erección, otro día lo hubieses hecho, te gusta masturbarte bajo la ducha. Hoy las manos no te responden.

BUENAS NOCHES