Wednesday, November 12, 2008

ENCUENTROS CON EL AUTOR


ENCUENTROS CON EL AUTOR

Fernando Jiménez Ocaña

Fernando Jiménez Ocaña es un hombre de su tiempo, un hombre cercano que potencia el dialogo y la reflexión de su obra. La conversación que mantuvimos en un bar de el centro de Zaragoza giró en torno a su última novela EL TESORO DE ESPOZ Y MINA, sus personajes y como no, de él mismo.
Se podría decir que el escritor casi ha gestado y parido esta novela, con un grado de implicación e incluso de desnudez que todavía me sigue asombrando después de que él mismo me lo contara.
Otro factor importante es la coherencia, la suya, la que él ha querido transmitir al lector, a su historia y a la realidad que hace que vivan sus personajes. Esto se traduce en naturalidad, no hay grandes artificios en esta novela, tampoco lo hay en su conversación.
Este apunte no quiere decir que la novela no esté exenta de cierta complejidad, sus personajes buscan su sitio con la normalidad y la cotidianeidad con la que todos hemos evolucionado. Este es uno de los factores más interesantes de la novela a mi parecer, sus personajes viven la vida sin ocultar sus miedos, sus ansias de aprendizaje, sus miserias y por que no sus perversiones.
El resultado de todo esto es que el autor retrata los años ochenta en una Zaragoza efervescente y vitalista en donde toda una galería de personajes variopintos unos y decadentes otros nos muestran una crónica social de aquel momento. Y el enlace para todas estas circunstancias no es otro lugar que el rastro. Un rastro como cualquier otro de otra ciudad del país. Un micro mundo donde el personaje principal MARTÍN EDEN camina por el lado más suave y el más salvaje de la vida.
Martín es noble, honrado, curioso, perspicaz, observador, tolerante, comprensivo, curioso, emprendedor, valiente, amigo, hijo, pareja…
Los personajes de EL TESORO DE ESPOZ Y MINA son personajes yo dría didácticos, todos siguen su camino, algunos equivocado y todos son presa de sus propias circunstancias, pero todos rebosan dignidad y todos hasta el menos representativo forman parte de esa maraña que circula y envuelve a Martín, el inocente, el joven aprendiz universal sin maldad sin juicio social.
Fernando sin engañar a nadie acerca de sus personajes los dota de una gran libertad, los hay mejores y peores, pero todos están ahí y en ningún momento leemos ningún comentario que los enjuicie fuera de los propios comentarios circunstanciales que necesita la propia estructura de la novela.
Comenzaba diciendo que el autor casi ha parido la novela. Hay mucho de él en ella, de su carácter y de su propio recorrido vital.
Escrita en primera persona la novela está llena de referencias literarias así como al mundillo cultural de esos años, Otro factor a destacar son los que Fernado llama los Bibliófilos personase necesarias y destacadas para que subsista la propia trama de la novela y la propia esperanza de alcanzar sus metas el personaje principal.
Prostitución, homosexualidad, hipocresía social, eutanasia, religión y filosofía se mezclan a partes iguales en un batí burrillo que rebosa oficio por parte del escritor.
Cuando terminamos el bar estaba lleno, había partido de fútbol, pero nosotros apenas nos dimos cuenta. Nadie se fijo en el escritor observador y en el aprendiz de comentarista literario.

Buenas noches, o buenos días según lean esto.

3 comments:

Didac Valmón said...

Cómo me gustan estos encuentros, es sin duda la mejor forma de conocer a los autores, siempre que estos se dejen.
Genial el posto y los comentarios.
Saludos

Anonymous said...

El día que lo conocí, me dijo una frase que se me quedó grabada: Los tipos callados son los que más cosas tienen que decir.

Desde entonces desconfío de los charlatanes y sobre todo de la gente que no escucha porque está más interesada en hablar.

Fernando es un tipo que parece tímido pero no lo es. Parece callado pero no lo es. Pero sobre todo es un gran escuchador, si es que esa palabra existe. Es un superviviente, tal vez un náufrago en el mar de las letras zaragozanas. Un mar que te puede hundir con cualquier descuido y que él ha sabido mantenerse a flote durante un montón de años. Supongo que es algo con mucho merito.

No sé si esta es su gran obra. Pero después de tantos libros publicados, que siga escribiendo con la ilusión del principiante lo hacen un escritor diferente. Sin embargo hay un pero, siempre hay un pero. Quizá esa mezcla de editor- escritor, escritor-editor le ha perjudicado en algún momento. O tal vez soy yo el que está en un error.
Quien sabe.

Sara Fedrika said...

De Fernández Ocaña leí una novela que me gustó. No recuerdo el nombre. Creo que era la primera que escribía.
Trataba de un pastelero que se casa con una chica cubana y los problemas que tienen. Fué un caso real muy cercano a él. La novela estaba escrita de una forma periodistica, centrándose en los hechos y obviando detalles. Estuvo muy bien, creo recordar que el título era un número o el nombre de una calle. Lo siento no me acuerdo.

Un saludo.