Sunday, November 26, 2006

LA CAVERNA


LA CAVERNA

José Saramago.( primera parte)

La Caverna de José Saramago es una aproximación desde la literatura para invitar a pensar en lo que plantea dilemas tan profundos para todos los seres humanos, cuando desde las lógicas del mercado, del consumo y del pragmatismo, se generan nuevas formas de relaciones, de concepción del mundo, de las personas, de los animales, de las cosas, que sin darnos cuenta, plantean al hombre la "naturalización" de un estado esclavo de vida, en la que como en la obra de Platón, algunos logran salir de la caverna y se dan cuenta, caen en la cuenta a tiempo, que es posible otro modo de vida, desde otra lógica distinta a la que se impone y aparece tan evidente.
Tiene en todo momento un trasfondo tan grande esta obra, unas veces acogiéndose al poso residente que deja en todo momento el mito de la cerna de Platón, otras humanizando a los personajes de tal modo que somos nosotros, los lectores, los que nos vemos reflejados en ellos.
Por ejemplo el protagonista alfarero poco a poco se va convirtiendo en un “ sabio estorbo social “, parece la única persona capaz de razonar y hacer un consiguiente análisis de todo lo que ve a su alrededor.Aún así no sirve, no vale, ya no cuenta, sus figuras de barro, cocidas en el horno como ha hecho toda la vida, ya no sirven, no interesan. Y si no produce, es un estorbo.
Esas son las reglas del centro. Ni una más, ni una menos. La ruptura a la que está sometido el mundo en el que viven los protagonistas, es patente desde el primer momento, solo el alfarero consigue mantenerse firme ante tanta deshumanización, Marcial, el marido de su hija, es guarda jurado del centro y se encuentra a mitad de camino entre los 2 mundos, intentando conservar lo poco que queda de lo que siempre han tenido y que poco a poco el resto va perdiendo y al mismo tiempo fagocitado por un centro comercial que exige que seas parte del mismo, incluso de su misma estructura, de su mismo color, con su mismo lenguaje.
La constatación que se ha pasado de una sociedad agraria-artesanal con unos ritmos, y relaciones específicamente identificables a sociedades más industrializadas, altamente tecnificadas, de velocidades impresionantes, ritmos de vida rápidos y sensaciones de extrañamiento y desarraigo en las grandes ciudades, es lo que se percibe en la historia de los protagonistas. En definitiva una sociedad deshumanizada, que ya no percibe las pequeñas cosas, que no sabe que los caracoles salen al llover, o que a veces la hierba se moja por el rocío, una sociedad que cada vez va pareciéndose más a lo que nunca nos hubiese gustado haber sido.
Esta ruptura, ubica, o mejor, identifica dos espacios extremos en los que se debate la vida de los personajes. En un extremo, el campo, la vida agraria, rupestre, lugar donde viven Cipriano, Marta, Marcial, Isaura, Encontrado (el perro) y toda la visión cósmica y globalizada que a partir de la alteración con este espacio se genera. En el otro extremo, el Centro, lugar sospechoso, de las relaciones comerciales, del consumo, de las jerarquizaciones y las lógicas simples pero demoledoras ante cualquier asomo de lo humano y, mediando entre uno y otro, las chabolas, cuyo crecimiento es cada vez más vertiginoso y terminará por superar y aniquilar lo poco que le queda a la vida cada vez más agónica del campo, de lo natural.Las verduras y las hortalizas se cultivan en los cinturones verdes, extensiones planas de invernaderos que se prolongan hasta que se pierde la vista.
Allí se cultiva de una forma aséptica y por que no decirlo de una forma absolutamente jerarquizada todo lo que el centro precisa, para su posterior comercialización, siempre según sus normas.Alrededor se desarrolla el cinturón industrial donde se elaboran los nuevos materiales que han sustituido a los viejos y donde la contaminación lo devuelve todo bajo la óptica del blanco y negro.En consecuencia, motivos que generan que la actividad de esta venerable familia de alfareros” no se ajuste al nuevo sistema “. Desde el comienzo, Saramago, cuando está definiendo los personajes, relata que Marcial, el esposo de Marta, trabaja como guarda en el centro y refiriéndose a Marta para hacerla aparecer en escena, dice: " sólo disfruta de la presencia del marido en la casa y en la cama seis noches y tres días en cada mes".
Estas son las nuevas relaciones que aparecen entre hombres y mujeres, relaciones con un ahóndate peso de patente conformidad con la situación. Una situación nueva que desmoviliza los sentimientos, por lo tanto la infelicidad aunque existe para algunos descontentos no es la característica general de esta nueva sociedad.El centro divide paulatinamente la vida afectiva, las responsabilidades de quienes allí trabajan, hace que cada vez más, éstos dediquen mucho tiempo y trabajo a la estructura y solo quede un mínimo de espacio para la intimidad, la expresión de los afectos y los gestos de ternura que el autor se esmera en poner en sus protagonistas (el abrazo de Marcial a su suegro Cipriano, los besos y diálogos afectuosos de Cipriano con su hija Marta, la relación entre Marcial y Marta, elamor que surge entre Cipriano e Isaura, la consideración sobre la suerte del perro Encontrado, etc.), son todos, gestos, que entran en profunda contradicción y es evidente su carencia en las escenas y relaciones que se plantean cuando se tiene como telón de fondo el Centro.
Aquí se no presenta el centro comercial como metáfora del nuestro propio olvido existencial, la deshumanización total, la adaptación a lo aparentemente inadaptable.Otros elementos muestran que definitivamente un estilo de vida y de relaciones se acaba para dar paso a un nuevo sistema y modo de relación.
Ya no quedan muchos alfareros, Cipriano y su hija Marta son los últimos herederos de esta tradición, así parecen ellos constatarlo "nadie quiere ser alfarero", todos, o casi todos, anhelan vivir en el Centro, el trabajo de alfarero se torna inútil puesto que cesa la demanda de su produto, que ya no es consumible.Así las cosas, la existencia de Cipriano deja de tener justificación suficiente, al menos, esta es la sensación que experimenta cuando se le van agotando los intentos fallidos que realiza por mantener un nexo con el Centro. Esta es la percepción generalizada en muchos oficios y artes que dejando de ser "productivas" y rentables para un sistema, van a parar simplemente como oficios de museo que evocan nostálgicamente otras épocas y lugares.Y el alfarero lo sabe, poco a poco, como si todo pasase por delante de sus narices el alfarero se va dando cuenta de la realidad y también del inevitable acecho de un futuro no deseado.Una ruptura con lo real, frente a una vida figurada que alcanza su graficación en las exigencias del centro para con sus residentes, la prohibición de tener animales en los apartamentos y a lo máximo, acuarios virtuales "sin peces que tengan olor a pez, ni agua que sea necesario cambiar", así como las experiencias que realiza Cipriano Algor, cuando como un niño se lanza a descubrir el Centro y "disfruta" de forma artificial de las cuatro estaciones y de los paisajes y recorridos más exóticos del Amazonas.Los trenes, los bosques, las cascadas y los ríos, las rocas, las montañas.
Todo está fielmente reproducido en el centro comercial, dentro de sus infinitas 4 paredes.

1 comment:

Anonymous said...

que gran libro!!

Es cierto que todos vivimos en la Caverna, aunque no nos demos cuenta de llo.