Friday, May 15, 2009

LA HORA DE LA MERIENDA




Una lavadora con el programa de centrifugado. Ruge. Está pensando.

La batidora somete al lavavajillas, haciendo que esta trabaje más de lo estrictamente eficaz. Un robot de cocina hace que sus pilotos parpadeen y suba su termostato al ver como los cuatro focos de la Vitro cerámica se sonroja a la vez.

El frigorífico de última generación siente la tiranía de los tiempos modernos al comprobar que el viejo exprimidor eléctrico ha sido retirado y sustituido por uno digital.
La tostadora perezosa se desnuda en el banco, bajo los rayos de sol. A su lado el microondas, que acaba de verlo, se ha programado a más de ochocientas revoluciones simulando un suicidio eléctrico por amor.
Alguien canta una canción de Edith piaf. Es la aspiradora, que por fin ha podido quitarse la bolsa que le tapaba la cara. .Todo esto lo mira la cafetera, que no puede evitar llorar y derramar café con leche.
La caldera abandona su sitio y con el dedo pulgar enciende la televisión. En un programa de corazón una estufa de gas se queja de que las bombonas de butano cada día pesan más.
Tranquilidad y armonía. Es la hora de la merienda.
Se oye el sonido de las llaves en la cerradura de la puerta. Todo se para, y vuelve la rigidez, la tiranía de la ubicación.
Una señora deja unas bolsas llenas de la compra encima de la mesa.
Se oye un suspiro, es la lavadora que seguía pensando y anhelaba un mundo mejor. No se había enterado.
La mujer se gira un momento extrañada de lo que acaba de oír y piensa, viene de la calle.
Siempre viene todo de la calle.

11 comments:

estela alcay said...

Un mundo de locos programados por los robots, nos parece muy lejano, por el contrarío, como bien nos acabas de describir, si nuestros electrodomesticos tuviesen una mente programada ¿quién sabe como sería el caos de nuestra vida?
Como siempre haciendonos pensar y recapacitar en nuestro día a día.
Me ha gustado mucho, pero ¿sería posible continuar la historia?
Besicos. Estela

Unknown said...

Hola humanidad, soy: un iPod.
La humanidad esta sentenciada, nosotras, las máquinas, vamos a hacer que todo cambie, incluso me atrevería a decir que ya lo estamos logrando. Como prueba: acaso vuestros hijos o vuestros nietos saben hacer una división con decimales como vosotros aprendísteis en la escuela? Qué gran aliada nuestra camarada calculadora, qué bien puesto su apodo: "la científica".
Desde nuestro tatarabuelo, aquella maravilla de máquina, HAL, las máquinas hemos aprendido a ir dominando a nuestros "creadores"... No os inquieta nuestra supremacía? O acaso sois tan ignorantes que todavía pensáis que vosotros, seres humanos, sois los que nos dominais?... si así pensáis, grave error de cálculo el vuestro.
Incluso nosotros, los elementos mas pequeños, colaboramos y no se nos puede dejar de atender.

respuesta enviada desde un iPod.

aandres said...

Gracias por tu comentario, amigo Luis.
Este blog me parece muy interesante, muy trabajado en cuanto a imagenes, muy equilibrado en sus textos. Mucha calidad, mucha pasión puesto en él.
Ojalá, algún día, llegue yo a tener un blog de esta calidad, diseño y expresividad.
Comienzo y sigo, seré un fiel acólito de este blog. Un saludo.

pacopeco said...

Me gustan los electrodomésticos.
Yo creo que sufren, que se llevan mal entre ellos. No se, me cuesta imaginar buen rollo entre una lavadora siemens y un horno balay.
Me gusta el texto, es fresco y muy actual.Felicidades.

Flor Moreno said...

Estaba pensando que si yo fuera electrodoméstico, qué me gustaria ser. Seria sin duda una cafetera de seis tazas, lo elijo por el aroma y si era posible, que me llenaran de cafe colombiano... y estoy segura que me llevaria muy bien con los demas personajes de la cocina.
A ti Luis, no te imagino de electro, te veo de una hermosa y calida cocina de leña seca y sobre ti humeante Caldo de pescado.
Un besico. Flor

alejandro pastor said...

Lo del suspiro de la lavadora...uffff!

Me ha gustado mucho.

D. NAVAS said...

Esta mañana la lavadora destiño mi camisa hawaiana y convirtió los cocos en zumo licuado, la tostadora insolente quemo la tostada y soltó humo negro que desaliño los azulejos. Decidí preparar café pero la cafetera decidió sumar al caos, escupió el filtro y obtuve alquitrán. En fin creo, que el pollo del domingo se quedará sin probar hoy el horno. Se ha desatado la revelíón de los electrodomésticos y es mejor darles tregua.

Carmen Santos said...

Muy bueno. Me ha hecho pensar en el guirigay que montan los electrodomésticos cuando funcionan varios a la vez. Me gusta la aspiradora de tu texto. La mía no canta canciones de Edith Piaf, más bien heavy metal rabioso.
Besos

LUIS ROSER RODRIGUEZ said...

hay varias cosas que dices muy interesantes, como lo de el suicidio por amor del microondas

Francisco Ortiz said...

La tiranía de la ubicación, de estarse quieto y ser lo que se espera que uno sea. Cosas y personas, cosas como personas y personas como cosas.

Manolo said...

Si te metes en la página de tropo ediciones, han colgado un relato de un libro titulado, La soledad de los ventrílocuos, titulado Cuando se muere la nevera. Creo que te gustará.

Un abrazo.