No quise ser poeta.
Desde niño quise ser carpintero
Para construir un pueblo de madera.
Un día de otoño, salí a ver el río
Los buitres, andaban perdidos en su elipsis.
Y desde un cielo amarillo,
Me miraban.
Yo pensaba en mi mundo, ruinoso y olvidado
El río brillaba de lumbre y hielo
El viento tensaba las ramas.
Y de pronto un versó me cayó en la cabeza.
Caí en la hierba de lana verde.
Entonces te vi en mis sueños,
Eras mulata, una diosa. Toda, entera.
De tu pecho salían flores
Y pájaros blancos que hablaban de misterios
Tú me mirabas y rezabas, sin casi mover los labios.
Desperté tarde, cuando azules las sombras
Y de un verde ya oscuro los prados
Sentí frío y vi que el río se había helado.
Tú ya no estabas. Habías marchado
Volví a casa corriendo, casi aullando,
Solo antes de abrir la puerta
pude escuchar el eco.
No has de temer, poeta.
No temas al miedo. Ni al hielo que no es hielo.
Ni al fuego, que no es fuego.
Ni tan siquiera a ti mismo.
Pero siempre ten la certeza,
Que tus versos vivirán en mí.
Carpintero, amigo.
poeta
Desde niño quise ser carpintero
Para construir un pueblo de madera.
Un día de otoño, salí a ver el río
Los buitres, andaban perdidos en su elipsis.
Y desde un cielo amarillo,
Me miraban.
Yo pensaba en mi mundo, ruinoso y olvidado
El río brillaba de lumbre y hielo
El viento tensaba las ramas.
Y de pronto un versó me cayó en la cabeza.
Caí en la hierba de lana verde.
Entonces te vi en mis sueños,
Eras mulata, una diosa. Toda, entera.
De tu pecho salían flores
Y pájaros blancos que hablaban de misterios
Tú me mirabas y rezabas, sin casi mover los labios.
Desperté tarde, cuando azules las sombras
Y de un verde ya oscuro los prados
Sentí frío y vi que el río se había helado.
Tú ya no estabas. Habías marchado
Volví a casa corriendo, casi aullando,
Solo antes de abrir la puerta
pude escuchar el eco.
No has de temer, poeta.
No temas al miedo. Ni al hielo que no es hielo.
Ni al fuego, que no es fuego.
Ni tan siquiera a ti mismo.
Pero siempre ten la certeza,
Que tus versos vivirán en mí.
Carpintero, amigo.
poeta
6 comments:
Hola Luis, gracias por tus visitas, creo que no te has dado cuenta de que soy Desesperada, jajajaja, cambié el blog principal! el de libros lo tenía hace tiempo! bicos
felicididades por el poema y un saludo
Precioso poema de cómo las musas se meten para siempre en la cabeza de los poetas.
Recuerdos amigo Luis, poeta.
muy bonito, casi he notado el rio y casi he visto la mulata y casi he oido el eco
Precioso poema, Luis. El principio es maravilloso.
Un saludo
Si las musas supiesen cuanto las amamos y cuanto las necesitamos, y de vez en cuando leyesen las cosas que les escribimos desde los más profundos sentimientos, seguro que no se separarían jamás de nuestro lado.
Como siempre, espectacular Luis. Menos mal que dices no ser poeta, porque si lo fueses, el resto que se llaman poetas, no tendrían mucho que hacer.
Besicos
Post a Comment