Monday, February 04, 2008

PRISIONERO Nº 119.104


VIKTOR FRANKL


¿Cuál es el verdadero sentido de nuestra vida?, ¿ y qué es en sí mismo el sentido?, ¿ Es necesario que clarifiquemos y reconozcamos el verdadero sentido de nuestra vida?.

El hombre en busca de sentido es un libro que llevaba muchos años hojeando en distintas librerías, como uno de esos que todos tenemos en nuestra lista privada en la que cabrían autores como Joyce, Cortazar, Tolstoy, Mann y un largo etc de obras que aún considerándolas clave las vamos postergando.
Este ya ha caído .Me refiero que por fin lo he leído no que se me haya perdido o algo parecido.


Personalmente siento una extraña sensación ante novelas que tratan el tema del holocausto y digo esto por que parece que este sea un tema a omitir actualmente por gran parte de los autores actuales y sin embargo creo que tanto literariamente como humanamente representa uno de los capítulos más desgarradores y más interesantes a la hora de narrar una de las etapas más oscuras de nuestra historia más reciente..
ViKtor Frankl era un reputado psiquiatra especializado en neurología de Viena, su carrera comenzaba a despuntar después de ser un alumno aventajado. Todo cambiaría para siempre después de ser deportado junto con el resto de su familia a un campo de concentración en Austwich. Aún situandonos en este contexto la novela de Frankl tiene una lectura TOTALMENTE POSITIVA Y ESPERANZADORA, el protagonista nunca se rindió a su destino, si no que de algún modo se aprovecho de él para hacerse más fuerte y reforzar tanto su psique como su capacidad emocional y sentimental.
Ya sé que puede parecer contradictorio que un prisionero deportado, separado de su familia, que moriría en su totalidad y despojado de su propia identidad pueda tener esta visión de su propia situación, por eso pasaré a narraros algunos de los pasajes más interesantes del libro.
Dentro del campo de concentración Viktor Frankl dejó de ser quien había sido hasta entonces y pasó a ser un número el 119.104. En su periodo de cautiverio no ejerció su profesión como tal, pero sí que se dedicó a observar y meditar acerca de las reacciones , estados de ánimo y afectos de sus compañeros.. Es por este motivo por el cual el autor nos lleva de la desesperanza más absoluta hasta la visión más esperanzadora de uno mismo, lo que nunca pueden quitar por muchas humillaciones que podamos padecer, la capacidad de amar, de perdonar…así contagia al lector su gusto y su alegria por estar vivo después de todo, por poder seguir notando lo que queda de el mismo.
Así ante nuestros ojos se van desgranando las diferentes etapas de los internos en el campo de concentración, la vida diaria y sus pequeños avances, las ilusiones formadas ante el despojo y la desposesión total, las depresiones, la ansiedad y los estados de ánimo.
Aún con este panorama Viktor Frankl se da cuanta de que muchos hombres inconscientemente se aferran a la vida, con humor, con resignación, mediante la fé,, la esperanza de econtrar con vida a sus familiares… De alguna forma el autor nos dice que aún estando en una situación así todo hombre es libre y tiene la opción de intentar buscar el verdadero sentido a su vida, la fuerza primaria, la libertad de elegir, de aceptar o rechazar.

Son muy interesantes sus comentarios acerca de la sexualidad dentro del campo, situación anulada en contra de lo que se podría pensar, contradiciendo así la teoría Freudiana de que en estas situaciones resurgen en gran medida todo tipo de perversiones.
Una de las constantes que relata el autor es el recuerdo imborrable de madres, hijos, esposas y maridos, recuerdo a la vez que motivación para intentar seguir mirando un nuevo día.


Freud– “al hombre lo mueve la voluntad del placer”; Adler– “al hombre lo mueve la voluntad de poder”; Frankl – “al hombre lo mueve la voluntad de sentido”. )

Siempre nos queda una libertad, una última libertad, decía Frankl que es la de tener la actitud frente a lo que tenemos enfrente.


Víktor Frankl afirma que vivir es aceptar con dignidad el desafío que plantea la vida, con su carga de adversidad, y sobrevivir es hallar el sentido de ese sufrimiento, en definitiva en mi opinión un libro muy recomendable que si algo nos enseña es que debemos también aprovechar las situaciones adversas a las que nos expone la vida para inetentar hacernos más grandes en ellas.
Por último os dejo una de las frases que más me han gustado y que dice: el hombre es el ser que ha inventado las cámaras de gas, pero a sí mismo es el ser que ha entrado en ellas con paso firme, musitando una oración.

4 comments:

Anonymous said...

Cuando estuve en Berlin me impresionó mucho la plaza donde se quemaron aquella fatídica noche miles de libros. Reconforta saber que ante aquella atrocidad, sea precisamente un libro, en este caso el que tú nos presentas y nos invitas a leer, el que denuncie una de las mayores verguenzas de la historia de la humanidad.

LUIS ROSER RODRIGUEZ said...
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LUIS ROSER RODRIGUEZ said...
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Elena said...

Es uno de esos libros que llevo mucho tiempo queriendo leer (como tantos). Me ha encantado tu entrada. Situaciones tan extremas como las que vivieron estas personas son capaces de sacar lo mejor y lo peor del ser humano, y aprender de ellas es toda una lección de vida. Imre Kerteszt es otro ejemplo estupendo de este tipo de filosofía. La frase que citas al final es preciosa, me ha cautivado.

Ya te contaré mi impresión cuando pueda leerlo.

Un abrazo