Estamos atados de pies y manos a cumplir con la sociedad.
Somos muchos los que queremos dar el cambio. Cambiar nuestro estilo estilo de vida, nuestro entorno, sustituir la televisión absurda por la música, por una pared blanca repleta de libros.
Las caravanas de coches de las autovias por filas y filas de árboles verdes en Galicia.
Con treinta y pico ya te vas dando cuenta de que la vida es efímera, repleta de días, meses, años, lustros, pero efímera al fin y al cabo. Aunque cabe decir que aunque el tiempo transcurre igual para todos nosotros la percepción y el saber llevarse con el mismo, es diferente en cada uno de nosotros, numerosos factores pueden hacer que vivamos con él con mayor o menor recelo, el deseo, el estímulo, el gusto por la estética más pura, o también por que no decirlo por el caos más absoluto, el ansia, la lucidez…
Con todo esto y con alguna cosa más podemos afianzar nuestra relación de amor odio con el tiempo. Pero lo que aquí se habla es de cambiar nuestra realidad y por lo tanto casi seguro que también el propio tiempo.
Y en nuestro nuevo tiempo no queremos tener que ver los incendios del verano, ( ojalá se penalice el terrorismo ecológico, a ver si alguien le hecha lo que hay que tener y también hacen de este tema una ley de partidos), lo siento, no venimos aquí a hablar de política. Su tabaco. Gracias.
Y tampoco queremos ver como especulan y recalifican nuestras playas y nuestros bosques para hacer viviendas ruines e impersonales, ni queremos ver como los ríos y pantanos se secan por un cambio climático que me hace ponerme pesimista y escribir historias de un futuro cercano.
Estamos agarrados por hilos invisibles, cordones umbilicales que nos conectan al centro mismo de esta sociedad, en apariencia, puede resultar una maravilla, pero poco a poco somos más los que nos damos cuenta de todo lo contrario. Están matando nuestro individualismo personal, estamos cediendo al chantaje ocasional que se nos pone en las manos. Pero en el fondo a muchos nos están comprando la libertad.
Una amiga quiere hacer el cambio y despertar en una casita del pirineo, de piedra, con un huerto lleno de lechugas y coles, abonado con estiércol de vaca, con una chimenea, y con un corral detrás para tener gallinas.
Otro amigo quiere dejar su trabajo, pero no puede. No tiene hijos, pero tiene una hipoteca que alimentar. El quiere dirigir una película y conocimientos y ganas no le faltan.
Otros piden algo más simple, tiempo .Un tiempo esponjoso para llenarlo de cosas en todos sus huecos.
Sandra Lario Prada
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*EL DOLOR ES UN ANIMAL SALVAJE*
El fuego, la noche, los puñales, la herida y el dolor… aparecen y
reaparecen una y otra vez en los versos de *Sandra L...
3 comments:
¿Me pone un cuarto y mitad de tiempo, por favor?
Gracias. ;-)
Yo sí que quiero televisión, lo que me gustaría cambiar es su contenido, pero para eso, claro, tiene que cambiar la demanda, es decir, nosotros.
Pero me siento naúfrago de la isla Supervivientes, en un mar de Salsa Rosa, con mucho Tomate, y vigilado por el ojo del Gran Hermano, que ha hecho de su Operación un Triunfo.
La televisión no es mala. Sólo su contenido. Tenemos la programación que pedimos (y merecemos). Igual que el gobierno, igual que el mundo.
no estamos atados mas que a nuestra propia vulgaridad
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